Sin embargo, en este ámbito la iniciativa más importante del gobierno militar fue la elaboración de una nueva Constitución para el país, que respaldara el nuevo orden que se buscaba imponer en Chile. En este sentido, la Declaración de Principios del Gobierno de Chile, emitida en marzo de 1974, sirvió de base para la nueva Carta Magna.
Los derechos del hombre (anteriores y superiores a los del Estado), el principio de la subsidiariedad, el reconocimiento de la propiedad privada y de la libre iniciativa en el campo económico, fueron asumidos como pilares de la obra fundacional.
La elaboración del nuevo texto constitucional fue encargada a una comisión presidida por el ex ministro de Justicia e Interior de Jorge Alessandri, Enrique Ortúzar. El grupo -cuyo trabajo estuvo permanentemente guiado por el Ejecutivo- también estaba integrado por constitucionalistas como Sergio Diez, Jaime Guzmán, Alejandro Silva Bascuñan y Raúl Bertelsen.
La nueva Constitución Política fue votada en un plebiscito que se realizó el 11 de septiembre de 1980, y en el cual un 67,04 por ciento de la población optó por la opción "Sí" y un 30,19 por ciento por el "No". Seis meses después, el documento entró en vigencia.
La normativa contempló nuevas concepciones sobre la persona, la sociedad y el Estado. En este sentido, la importante definición de que los derechos de los hombres son primeros y anteriores a los del Estado marcó las bases de la institucionalidad que regiría en la nación.
Asimismo, la nueva Constitución detalló el funcionamiento y rol de las futuras instituciones.
La elección de parlamentarios por circunscripciones fortaleció la regionalización del país, iniciada durante la primera etapa del gobierno.
El sistema electoral binominal fijó las bases para un sistema bipartidario que garantizara el equilibrio de las fuerzas políticas representadas en el Congreso.
También introdujo a los senadores designados, la segunda vuelta en los comicios presidenciales y la obligatoriedad de obtener más del 50 por ciento de los sufragios para acceder a la Primera Magistratura.
La innovación más revolucionaria y resistida de la nueva Carta fue el establecimiento de las FF.AA. como garantes de la institucionalidad, precepto que llevó a la creación del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena).
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